SAO PAULO—Un derrame de petróleo en un pozo de aguas profundas de Chevron Corp. frente a la costa de Rio de Janeiro este mes ha provocado la furia local e investigaciones de la compañía estadounidense. También se ha convertido en un incomodo recordatorio de que el esfuerzo de Brasil por conseguir la prosperidad a través del petróleo puede ser más costoso —y más complicado— de lo que muchos esperaban.
El escape a comienzos de noviembre en el yacimiento petrolífero de Frade, fue detenido tras la fuga de 2.400 barriles de crudo al mar, una fracción de los aproximadamente 4,9 millones de barriles derramados en el Golfo de México el año pasado cuando estalló la plataforma Deepwater Horizon en un pozo de BP PLC. En el caso de Brasil, no es probable que la mancha de petróleo llegue a las playas, dicen funcionarios locales, y ésta ya se está disipando de la superficie oceánica.
Pero las consecuencias para Chevron no se están moderando. Las autoridades brasileñas suspendieron todas las operaciones de Chevron en Brasil esta semana, y organismos locales están pugnando por cobrar multas. La cifra ronda los US$80 millones por el momento pero podría aumentar. La Policía Federal de Brasil considera el derrame una posible escena de delito, y el ministro de Medio Ambiente de Rio de Janeiro, Carlos Minc, ha insinuado que Chevron podría ser expulsada de Brasil.
La compañía dijo el viernes que considera la suspensión de sus actividades de perforación en Brasil un "juicio prematuro" y dijo que mantendrá su programa de inversión de US$3.000 millones en el país.
Chevron planea defenderse demostrando que usó todos los recursos posibles para detener el derrame en cuatro días, dijo Ali Moshiri, presidente de Exploración y Producción de Chevron en África y América Latina.
"Confiamos con seguir trabajando estrechamente con la Agencia Nacional del Petróleo y el Ministerio de Minas y Energía para resolver toda preocupación", dijo. La compañía ya ha recibido "firme apoyo" de autoridades del estado de Rio de Janeiro para ayudar a resolver el problema, dijo Moshiri.
El director de operaciones de Chevron en Brasil, George Buck, compareció en una audiencia legislativa esta semana para recalcar el deseo de la compañía de permanecer en Brasil. Por medio de un intérprete, Buck ofreció a los legisladores "sinceras disculpas al pueblo brasileño y al gobierno brasileño".
El regulador petrolero de Brasil ha acusado a Chevron de negligencia y de no brindar información acerca del derrame a las autoridades. Chevron debe cesar el trabajo en Brasil hasta que se complete una investigación. En su testimonio, Buck dijo que Chevron actuó con rapidez y transparencia. Chevron, que opera el yacimiento de US$3.000 millones junto con los socios minoritarios Petróleo Brasileiro SA, o Petrobras, y Frade Japão Petróleo, dice que el aumento marcado en la presión del yacimiento causó el derrame.
El derrame de Chevron está creando inquietud aquí como la primera señal del lado oscuro del descubrimiento por Brasil en 2006 de las mayores reservas marítimas del hemisferio en décadas. Ha reorientado la atención brasileña a la explotación marítima de crudo.
Hasta ahora, el único debate público sobre el plan de Brasil de convertirse en uno de los mayores productores petroleros en décadas se ha centrado en cómo gastar las ganancias inesperadas por la serie de grandes hallazgos frente a las costas de de Rio.
El mayor descubrimiento, el yacimiento Lula, al sur del de Frade, contiene unos 6.500 millones de barriles de crudo. El yacimiento fue bautizado con el nombre del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien completó su mandato en enero y calificó la riqueza petrolera de Brasil de una oportunidad para erradicar la pobreza, mejorar la educación y financiar sectores generadores de empleos.
"El problema es que el proceso ha sido completamente politizado, al decir que va a resolver todos los problemas sociales de Brasil. La verdad es que sacar petróleo de las profundidades no será tan barato o tan fácil como ha hecho creer el gobierno", dijo Adriano Pires, quien dirige el Centro Brasileño de Infraestructura, una firma de consultoría de energía.
El crudo es el núcleo de un esfuerzo amplio para impulsar el crecimiento a través del desarrollo de vastos recursos naturales. La controversia por los costos ambientales y otros, podría crecer a medida que estos planes se hagan realidad. Este mes, el Congreso brasileño está debatiendo un plan para diluir los códigos ambientales para los negocios agroindustriales brasileños. Mientras tanto, en la amazonía, grupos indígenas protestan los planes de construir decenas de plantas hidroeléctricas en sus ríos.
Ciertamente, Brasil no es ajeno a accidentes petroleros. En 2001, la que entonces era la mayor plataforma petrolera del mundo se hundió frente a las costas de Río, coronando una mala racha para la petrolera estatal Petrobras que incluyó el derrame de 1,29 millones de litros en una de las bahías de Río y el doble de esa cantidad en un río en el sur del país, en accidentes sucesivos.
Pero los pozos de aguas profundas de Brasil desde 2006 representan un nuevo nivel de complejidad. La mayoría del petróleo recientemente descubierto está a varios kilómetros de profundidad bajo el lecho marino, piedra y una gruesa capa movediza de sal que representa una frontera relativamente nueva en la exploración oceánica, por cuanto rara vez se han hecho perforaciones a través de esa capa en la industria.
En el momento del derrame del yacimiento de Frade, Chevron buscaba petróleo a una profundidad de 1.160 metros, menos hondo que el nivel llamado subsalino. Chevron integra un pequeño grupo de compañías con licencias para buscar petróleo subsalino en Brasil y había pedido permiso para buscar petróleo en niveles subsalinos debajo del yacimiento de Frade.
Diana Kinch contribuyó a este artículo.