- ¿Podríamos triplicar la temporada vacacional modificando el calendario escolar y así multiplicar las oportunidades del turismo nacional para recibir ingresos?
- Una presencia sostenida durante todo el año en las áreas turísticas de potenciales compradores, constituirá un incentivo para toda clase de productores de artesanías, alimentos y golosinas caseras, así como cultivadores de frutas y flores raras.
- ¿No sería estupendo crear las condiciones para que centenares de miles de venezolanos y visitantes extranjeros pudieran disfrutar espacios maravillosos durante todo el año?
- Una idea para que el turismo interno sea sostenible, funcionando todo el año. Un cambio de paradigma para un país más productivo

De qué se trata. La imagen con la que se inicia esta nota es de un pequeño valle situado en un páramo merideño ubicado unos diez kilómetros al Sur de San Rafael de Mucuchíes que lleva el nombre de Micarache. Pueden verse allí las siembras en pendiente de papas y de trigo, una quebrada de cristalinas aguas, una carretera rural engranzonada, varias viviendas parameras y un conjunto de construcciones de porte contemporáneo que conforman la Posada Valle del Trigo. Presumimos que desde el tope de las montañas que aparecen al fondo, se podrá contemplar el valle alto del Chama, la Carretera Trasandina y los pueblos y viviendas ubicados a lo largo de su recorrido.
Seguramente los agricultores que todavía cultivan el trigo y las papas, tendrán días muy activos en las épocas de siembra y cosecha de los respectivos productos y así mismo, quienes estén encargados de la posada, probablemente residentes de otros lugares, tendrán mucha actividad en la época de vacaciones escolares y quizás, ocasionalmente, también reciban algunos huéspedes fuera de temporada.
Sin duda, tanto quienes laboran en la agricultura, como quienes se dedican al turismo, podrían percibir mayores ingresos, si pudieran realizar labores productivas a lo largo de todo el año. Nótese que al igual que la gente, tampoco las inversiones realizadas tendrán un rendimiento adecuado, si no se aprovecha a plenitud su capacidad potencial, situación evidente en las instalaciones dedicadas al turismo.
Si bien el turismo de origen foráneo es un evidente generador de divisas, también el turismo interno contribuye a mejorar la balanza de pagos cuando logra atraer la preferencia de eventuales viajeros locales que tuvieran planes de ir al exterior. Para tal efecto es fundamental mejorar la oferta nacional, por ejemplo: con mejor atención, mas variadas opciones y precios atractivos.
La atención brindada es función de la calificación del personal que cumple el servicio, mientras que la variedad de la oferta está ligada, tanto a las inversiones realizadas, como a la creatividad de quienes las promuevan, mientras que los precios son función, entre otras cosas, tanto de la calidad de la gerencia, como de la presión de la demanda.
Nuestro escenario. Por el sitio que ocupamos en la geografía mundial, somos un país de eterno verano en las playas y en las tierras llanas, eterna primavera en las montañas y un poquito de invierno en lo que aún nos queda de cumbres nevadas. No obstante, a pesar de nuestros dos siglos de vida independiente, seguimos con el calendario escolar que heredamos de la Colonia. Esa circunstancia resta eficiencia y oportunidades a nuestro Sistema Turístico.
Veamos. Si bien las personas sin hijos o con hijos ya adultos, pueden salir de vacaciones en cualquier época del año, no así quienes tienen hijos en edad escolar, ni tampoco quienes tienen compromisos docentes de cualquier nivel. Aunque no es un comportamiento general, también un porcentaje importante de personas con hijos adultos, opta por compartir vacaciones con sobrinos o nietos. El resultado final: un incremento notable de la demanda en época de las vacaciones escolares en los meses de verano en el Hemisferio Norte.
Afortunadamente para los operadores turísticos, el notable incremento de la demanda en los meses en los que escolares y docentes salen de vacaciones, permite un significativo incremento en los precios, lo que resulta en una parcial compensación de la carencia de ingresos importantes el resto del año.
Las consecuencias. El factor determinante en el turismo es la calidad del servicio que se presta, el que a su vez depende de la competencia del personal que lo ejecuta. La tendencia mundial es que el personal más calificado tiende a emigrar hacia las concentraciones urbanas mayores, porque es allí donde existen las mejores oportunidades de empleo, así mismo, quienes optan por residir en comunidades pequeñas, procuran encontrar ocupaciones que les permitan laborar todo el año y de ese modo asegurarse un ingreso permanente. Una instalación turística que tenga una ocupación baja y que perciba ingresos apenas suficientes para sobrevivir, difícilmente podrá contraer compromisos laborales que deban ser remunerados durante todo el año, pagar utilidades, vacaciones y además contraer pasivos laborales que deben pagarse al cese de la relación. Ello implica que es muy improbable que una empresa turística que opere en un entorno de mayores limitaciones, pueda captar personal de óptima calidad. Si el personal captado no es el mejor disponible en el mercado laboral, tampoco el servicio que preste será el mejor y en consecuencia, bajas serán las probabilidades de que el negocio prospere.
Efectos de la propuesta planteada. Si se triplica el tiempo de las vacaciones, modificando el calendario escolar de forma tal que no toda la población ligada al proceso educativo concentre la demanda a mitad de año, de manera que mientras un tercio esté de vacaciones haya dos tercios en las aulas, eso debe aumentar en proporción el número de días en que los temporadistas demanden los servicios del Sector Turístico. Esto puede lograrse, sin que sea necesario realizar inversiones mayores en infraestructura. Disminuirá – con respecto a lo que ocurre con el calendario actual – el tráfico en las carreteras, así como también las aglomeraciones en los aeropuertos, en contraste, la ocupación de las habitaciones aumentará en proporciones comparables. Aumentará sí, el consumo anual de alimentos y bebidas. En lugar de requerir un intenso esfuerzo durante unas pocas semanas en tareas de limpieza de instalaciones y aseo de lencerías, habrá un esfuerzo moderado, pero permanente, durante todo el año.
Una presencia sostenida durante todo el año en las áreas turísticas de potenciales compradores, constituirá un incentivo para toda clase de productores de artesanías, alimentos y golosinas caseras, así como de cultivadores de frutas y flores raras. Ello implica aumento de oportunidades de trabajo y en consecuencia de la población productiva, la que a su vez generará una demanda de bienes y servicios adicionales, que también se sumará a generar más oportunidades.
Probables controversias. Lo aquí propuesto es un cambio sencillo, pero que afectará a millones de personas que, en su mayoría, preferirán que las cosas sigan como están y como se han hecho durante siglos. Sin duda es razonable considerar que los primeros en sentirse afectados serán los docentes, que se pensarán perjudicados porque les modificaría su forma de vida. Es posible, sin embargo, que un incremento del turismo interno genere oportunidades de trabajo, inclusive para los docentes, la mayoría de los cuales difícilmente podrían financiarse unas vacaciones demasiado largas.
Dependiendo del diseño que eventualmente se adopte, puede darse el caso que en una misma familia haya dependientes a quienes les correspondan vacaciones en diferentes fechas, circunstancia que causaría molestias mayores a padres y representantes. Problema que se resuelve si el calendario escalonado se diseña en función de las diferentes áreas geográficas.
La gráfica que se incluye para cerrar, es de las cumbres de la Sierra de La Culata, entre Mérida al Sur y las población de Torondoy al Norte. La infinidad de manchitas negras son un conjunto de pequeñas lagunas, un paisaje muy similar por cierto, al que se encuentra al Norte del Pico Humboldt, donde está ubicado el Valle de Micarache, mostrado al comienzo de esta nota.
Ambos espacios son parques nacionales, pero apenas los disfrutan algunos excursionistas. ¿No sería estupendo crear las condiciones para que centenares de miles de venezolanos y visitantes extranjeros pudieran disfrutar esos espacios durante todo el año? Actividad que sería rentable si hubiera una demanda turística todo el año, como podría lograrse con el Calendario Escolar Escalonado, lo cual sería también aplicable a la Gran Sabana, otro parque nacional, en la actualidad muy maltratado.